Mis artículos y entrevistas

sábado, 25 de febrero de 2012

Un hijo, una herida

   Se escribe para entender el absurdo o hacer de tu dolor un puñado de palabras y arrancarlo así más fácilmente.
  De madre ingenua a madre herida, del ruido al silencio, de la luz a la penumbra.
Mi hijo pertenece al océano, extraño ser de alas de mariposa. Feliz en tu pureza, silencio de madre que mira y se agota los ojos en las cuencas de las manos.

Mi empresa es difícil, pongo límites al viento y presas a aguas desatadas. Tejo alas de ángel, hilvano sonidos, sentidos y palabras.

  Tener un hijo te ata a la vida, es una herida de por vida.

   Siempre me gustó viajar, tener las alas dispuestas, ahora soy barca varada encadenada a tierra, balanceándose en el mar. Raíces enormes me encadenan a tierra extraña.

   Un hijo, una herida, dos hijos, dos heridas.

Cómo me gustaría que me llamaras "mamá" y salvaras la distancia, quisiera no pertenecer más a ese mundo difuso.
   Mi hijo y yo somos dos náufragos, en exilio pepetuo, tratando de entender a los hombres de tierra. Perdidos entre el viento y la luz de este mar milenario y generoso.

No hay tregua en la batalla solo el tiempo suficiente para coger aire y empezar de nuevo.


Mi esperanza es tu sonrisa cierta y pura en un mundo de enmascarados.

"Tu sonrisa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca"

Miguel Hernández

Dedicado a Carmen, niña entre tres mundos