Manos ásperas de vida,
manos rotas.
Manos que crearon castillos
para princesas ingenuas.
La vida es dura, decías
y yo sonreía.
Inmenso creador
de sueños de arena,
y alas de barro.
la vida agrietó, agrió tus manos.
Aquel origen humilde, padre
silencio, pesadumbre,
acentos de Castilla.
Nobleza adherida en tantos años de escasez.
Y yo perseguía incertidumbres.
Y tú venías herido de polvo.
Después había que salir al mundo.
No volví a encontrar aquellas manos...
ahora todas son finas, lisas, no tienen tierra
tampoco el calor, tu calor padre.
Las personas mueven las manos, mueven los labios
entre voces opacas, inciertas,
suaves y viles,
sin manos heridas.
Primero la mano, después el intelecto.
Primero el barro, tus manos y después el universo.
Manos laceradas, sabiduría inmensa.
Aquel día no pudiste trabajar, estabas cansado.
Aquel día te fuiste.
De la tierra a la tierra, la que tanto acariciaste.
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